Si pensamos en el cine mexicano de horror, lo más común es pensar en películas muy malas, que caen en el absurdo, como las películas de luchadores contra fuerzas del mal (aclaro que yo era fan de la lucha libre mexicana y las películas de El Santo), que no hacían sino dar risa a la crítica a nivel mundial. El público medianamente objetivo podía disfrutarla, pero sabes que no son muy buenas y al contrario son muy criticadas por mi generación.
Afortunadamente el cine mexicano tiene algunas obras fundamentales que quizá los más jóvenes no vieran nunca, pero que estarán ahí para cuando quieras probar el arte nacional de calidad. Carlos Enrique Taboada es una de esas excepciones a la regla. Contando, en su faceta como director, con algunas de las mejores películas de terror y suspenso que a otorgado México.
En esta ocasión escribiré de un favorito personal, una película de la que nunca dudo hacer reverencia por ser única, en mi experiencia, y que no deja de fascinarme cada que la recuerdo o incluso vuelvo a ver.
Veneno para las hadas es una película de 1984. La última dirigida por Taboada y, en mi opinión, la mejor. ¿De qué va? Dos niñas se conocen en el colegio. Una de familia atea, niña inocente y bien portada, su nombre es Flavia. La otra se llama Verónica, con la imaginación alimentada por las historias que le cuenta su nana, se hace llamar bruja, con gustos un tanto excéntricos para una pequeña y además una latente envidia que la orillan a incurrir en la mitomanía y la intimidación. Las casualidades en esta película juegan un papel crucial para tornar la inocencia de Flavia en su principal enemigo. Verónica aprovecha éstas circunstancias meramente fortuitas para aprovecharse de su nueva amiga, iniciando una serie de juegos relacionados con la supuesta brujería que culminan en unas vacaciones en la hacienda del padre de Flavia y la elaboración del Veneno para las hadas que tendrá resultados inesperados.
Pueden preguntarse, ¿Qué tiene de maravillosa una película así? La respuesta puede ser algo ambigua, además de no querer entrar mucho en detalle. Diré que, en efecto, la infancia hace a los niños susceptibles a su imaginación desbordada, Hay casos en el mundo actual que podrían encasillarse en el tema central de esta película. El estilo de filmación al puro estilo de Charlie Brown, deja que la perspectiva de las niñas sea casi absoluta, lo cuál hace rememorar lo que en verdad percibe un niño asustado, otorgando al filme un ambiente perfecto para un inminente desastre. Música que a veces no parece concordar, pero que da una sensación de incomodidad, un tipo de horror que no se enfoca en lo explícito y un final para recordarse siempre. Todo eso y más hacen de Veneno para las hadas una película obligada si quieres conocer lo mejor del cine mexicano en el género del horror.
Hay mucho más que decir acerca de la cinta, pero tal vez haya tiempo para hacerlo después, si alguien no lo ha dicho ya en otro medio.
Te invito, pues, a verla. Seguro que no te defraudará.
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